julio 09, 2008

SALMOS DEL OFICIO DE LA PASION

Salmo I

1 Oh Dios, te conté mi vida, * y tú pusiste mis lágrimas en tu presencia (Sal 55,8b-9).
2 Todos mis enemigos tramaban males contra mí (Sal 40,8 - Salterio Romano=R), * y juntos celebraron consejo (cf. Sal 70,10c - Salterio Galicano=G).
3 Y me devolvieron mal por bien, * y odio por mi amor (cf. Sal 108,5).
4 En lugar de amarme, me criticaban, * pero yo oraba (Sal 108,4).
5 Padre santo mío (Jn 17,11), rey del cielo y de la tierra, no te alejes de mí, * porque la tribulación está cerca y no hay quien me ayude (Sal 21,12 - R).
6 Retrocedan mis enemigos * el día en que te invoque; así conoceré que tú eres mi Dios (Sal 55,10 - cf. R).
7 Mis amigos y mis compañeros se acercaron y se quedaron en pie frente a mí, * y mis allegados se quedaron lejos de pie (Sal 37,12 - R).
8 Alejaste de mí a mis conocidos, * me consideraron como abominación para ellos, fui traicionado y no huía (Sal 87,9 - cf. R).
9 Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mí (Sal 21,20); * Dios mío, atiende a mi auxilio (cf. Sal 70,12).
10 Ven en mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación (Sal 37,23).Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo II

1 Señor, Dios de mi salvación, * de día y de noche clamé ante ti (Sal 87,2).
2 Llegue mi oración a tu presencia, * inclina tu oído a mi súplica (Sal 87,3).
3 Atiende a mi alma y rescátala, * por causa de mis enemigos, líbrame (Sal 68,19).
4 Porque tú eres quien me sacó (R) del vientre materno, ' mi esperanza desde los pechos de mi madre; * desde su seno fui lanzado a ti (Sal 21,10).
5 Desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios; * no te apartes de mí (Sal 21,11).
6 Tú conoces mi oprobio y mi confusión * y mi vergüenza (Sal 68,20).
7 En tu presencia están todos los que me atribulan; * improperio y miseria esperó mi corazón (Sal 68,21).
8 Y esperé que alguien se contristara conmigo, y no lo hubo; * y que alguien me consolara, y no lo encontré (Sal 68,21).
9 Oh Dios, los inicuos se alzaron contra mí, * y la sinagoga de los poderosos anduvo buscando mi alma; y no te pusieron a ti ante sus ojos (Sal 85,14).
10 Fui contado con los que bajan a la fosa; * llegué a ser como un hombre sin ayuda, libre entre los muertos (Sal 87,5-6).
11 Tú eres mi Padre santísimo, * Rey mío y Dios mío (Sal 43,5).
12 Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación (Sal 37,23).

Salmo III

1 Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí, * porque mi alma confía en ti (Sal 56,2).
2 Y esperaré a la sombra de tus alas, * hasta que pase la iniquidad (Sal 56,2).
3 Clamaré al santísimo Padre mío altísimo, * al Señor, que ha sido mi bienhechor (cf. Sal 56,3).
4 Envió desde el cielo y me libró, * entregó al oprobio a los que me pisoteaban (Sal 56,4).
5 Envió Dios su misericordia y su verdad; * libró mi alma (Sal 56,4-5 - R) de mis fortísimos enemigos y de aquellos que me odiaron, porque se hicieron fuertes contra mí (Sal 17,18).
6 Prepararon un lazo para mis pies, * y doblegaron mi alma (Sal 56,7).
7 Cavaron ante mí una fosa, * y cayeron en ella (Sal 56,7).
8 Mi corazón está preparado, oh Dios, mi corazón está preparado; * cantaré y recitaré un salmo (Sal 56,8).
9 Levántate, gloria mía, levántate, arpa y cítara; * me levantaré a la aurora (Sal 56,9).
10 Te confesaré entre los pueblos, Señor, * y te recitaré un salmo entre las gentes (Sal 56,10).
11Porque tu misericordia se ha engrandecido hasta los cielos; * y hasta las nubes, tu verdad (Sal 56,11).
12Álzate sobre los cielos, oh Dios; * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12).
Adviértase que el predicho salmo se dice siempre en prima.


Salmo IV

1 Ten piedad de mí, oh Dios, porque me ha pisoteado el hombre, * todo el día hostigándome me ha atribulado (Sal 55,2).

2 Mis enemigos me han pisoteado todo el día, * porque son muchos los que guerrean contra mí (Sal 55,3).

3 Todos mis enemigos maquinaban males contra mí, * pronunciaron una palabra inicua contra mí (Sal 40,8-9 - cf. R).

4 Los que acechaban mi alma * celebraron consejo juntos (Sal 70,10).

5 Salían fuera * y hablaban (Sal 40,7 - R) sobre eso mismo (Sal 40,8 - G).

6 Todos los que me vieron se rieron de mí, * hicieron muecas y movieron la cabeza (Sal 21,8).

7 Y yo soy gusano y no hombre, * oprobio de los hombres y desecho del pueblo (Sal 21,7).

8 Me he convertido en gran oprobio para mis vecinos, más que todos mis enemigos, * y en temor para mis conocidos (Sal 30,12).

9 Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mí, * mira por mi defensa (Sal 21,20).

10 Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación (Sal 37,23).

Salmo V

1 A voz en grito clamé al Señor, * a voz en grito supliqué al Señor (Sal 141,2).

2 En su presencia derramo mi oración, * y ante él expongo mi tribulación (Sal 141,3).

3 Cuando me va faltando el aliento, * y tú conoces mis senderos (Sal 141,4).

4 En este camino por donde andaba, * los soberbios me escondieron un lazo (Sal 141,4 - cf. R).

5 Yo miraba a la derecha, y veía, * y no había quien me conociese (Sal 141,5).

6 No tengo adonde huir, * y no hay quien cuide de mi alma (Sal 141,5).

7 Porque por ti soporté el oprobio, * la confusión cubrió mi rostro (Sal 68,8).

8 Me he convertido en extraño para mis hermanos, * y en peregrino para los hijos de mi madre (Sal 68,9).

9 Padre Santo (Jn 17,11), el celo de tu casa me devoró, * y los oprobios de los que te censuraban cayeron sobre mí (Sal 68,10).

10 Y se alegraron a mi costa y se reunieron, * se acumularon sobre mí los azotes y de improviso (Sal 34,15).

11 Se multiplicaron más que los cabellos de mi cabeza * los que me odiaron sin causa (Sal 68,5).

12 Se hicieron fuertes los enemigos que me perseguían injustamente; * devolví entonces lo que no había robado (Sal 68,5).

13 Levantándose testigos inicuos, * me preguntaban lo que no sabían (Sal 34,11).

14 Me devolvían mal por bien (Sal 34,12) y me criticaban, * porque seguía la bondad (Sal 37,21).

15 Tú eres mi Padre santísimo, * Rey mío y Dios mío (Sal 43,5).

16Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación (Sal 37,23).

Salmo VI

1 Oh todos vosotros los que pasáis por el camino, * atended y ved si hay dolor como mi dolor (Lam 1,12).2 Porque me rodearon perros innumerables, * me asedió el consejo de los malvados (Sal 21,17).3 Ellos me miraron y contemplaron, * se repartieron mis vestidos y echaron a suerte mi túnica (Sal 21,18-19).4 Taladraron mis manos y mis pies, * y contaron todos mis huesos (Sal 21,17-18 - R).5 Abrieron su boca contra mí, * como león que apresa y ruge (Sal 21,14).6 Estoy derramado como el agua, * y todos mis huesos están dislocados (Sal 21,15).7 Y mi corazón se ha vuelto como cera que se derrite * en medio de mis entrañas (Sal 21,15 - R).8 Se secó mi vigor como una teja, * y mi lengua se me pegó al paladar (Sal 21,16). 9 Y me dieron hiel para mi comida, * y en mi sed me dieron vinagre (Sal 68,22).10 Y me llevaron al polvo de la muerte (cf. Sal 21,16), * y aumentaron el dolor de mis llagas (Sal 88,27).11 Yo dormí y me levanté (Sal 3,6 - R), * y mi Padre santísimo me recibió con gloria (cf. Sal 72,24).12 Padre santo (Jn 17,11), sostuviste mi mano derecha ' y me guiaste según tu voluntad, * y me recibiste con gloria (Sal 72,24 - R). 13 Pues, ¿qué hay para mí en el cielo?; * y fuera de ti, ¿qué he querido sobre la tierra? (Sal 72,25).14 Mirad, mirad, porque yo soy Dios, dice el Señor; * seré ensalzado entre las gentes y seré ensalzado en la tierra (cf. Sal 45,11).15 Bendito el Señor Dios de Israel (Lc 1,68), que redimió las almas de sus siervos con su propia santísima sangre, * y no abandonará a ninguno de los que esperan en él (Sal 33,23 - R).16 Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R).

Salmo VII

1 Pueblos todos, batid palmas, * aclamad a Dios con gritos de júbilo (Sal 46,2).2 Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3). 3 Porque el santísimo Padre del cielo, nuestro Rey antes de los siglos, * envió a su amado Hijo desde lo alto y realizó la salvación en medio de la tierra (Sal 73,12).4 Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12).5 Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la tierra (Sal 95,1). 6 Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, * más temible que todos los dioses (Sal 95,4).7 Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8).8 Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21).9 Tiemble en su presencia la tierra entera; * decid entre las gentes que el Señor reinó desde el madero (Sal 95,9-10 - G/R).
Hasta aquí se dice a diario desde el Viernes Santo hasta la fiesta de la Ascensión. Y en la fiesta de la Ascensión se añaden estos versículos:
10 Y subió al cielo, y está sentado a la derecha del santísimo Padre en el cielo; elévate sobre el cielo, oh Dios, * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12).11 Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf. Sal 95,13 - R).
Y adviértase que, desde la Ascensión hasta el Adviento del Señor, se dice a diario y del mismo modo este salmo, a saber: Pueblos todos, con los sobredichos versículos, diciendo Gloria al Padre allí donde se termina el salmo, a saber: que vendrá a juzgar la justicia.
Adviértase que los sobredichos salmos se dicen desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrección. También se dicen desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Señor y desde la octava de la Epifanía hasta el domingo de Resurrección, exceptuados los domingos y fiestas principales, en que no se dicen; por el contrario, se dicen todos los otros días.


Salmo VIII

1 Oh Dios, ven en mi auxilio; * Señor, date prisa en socorrerme.2 Queden confundidos y avergonzados * los que buscan mi alma.3 Que retrocedan y se ruboricen * los que me desean males.4 Que retrocedan al punto ruborizados * los que me dicen: Bravo, bravo. 5 Que se gocen y se alegren en ti todos los que te buscan, * y digan siempre: ‘Magnificado sea el Señor’, los que aman tu salvación.6 Mas yo soy necesitado y pobre; * oh Dios, ayúdame.7 Mi auxilio y mi libertador eres tú; * Señor, no tardes (Sal 69,2-6).

Salmo IX

1 Cantad al Señor un cántico nuevo, * porque ha hecho maravillas (Sal 97,1).2 Su diestra ha sacrificado a su amado Hijo, * y su santo brazo (cf. Sal 97,1).3 El Señor ha dado a conocer su salvación, * ante la mirada de las gentes ha revelado su justicia (Sal 97,2).4 En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico (Sal 41,9). 5 Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24).6 Bendito el que viene en el nombre del Señor; * Dios es Señor, y él nos iluminó (Sal 117,26-27). 7 Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12).8 Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8).
Hasta aquí se dice a diario desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión en todas las horas, excepto en vísperas y en completas y prima. Y la noche de la Ascensión se añaden estos versículos:
9 Reinos de la tierra, cantad a Dios, * cantad un salmo al Señor (Sal 67,33).10 Cantad un salmo a Dios, que se eleva sobre los cielos, * hacia el oriente (Sal 67,33-34).11 He aquí que lanza él su voz, su voz poderosa: ' Dad gloria a Dios en Israel; * su magnificencia y su poder en las nubes (Sal 67,34-35).12 Admirable es Dios en sus santos; * el Dios de Israel dará poder y fortaleza a su pueblo; bendito sea Dios (Sal 67,36). Gloria.
Y adviértase que este salmo se dice a diario desde la Ascensión del Señor hasta la octava de Pentecostés, con los sobredichos versículos, en maitines, y en tercia y sexta y nona, diciendo Gloria al Padre allí donde se dice: bendito sea Dios, y no en otro lugar.
Adviértase también que se dice del mismo modo sólo en maitines de los domingos y fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Señor, y desde la octava de Epifanía hasta el Jueves Santo, porque en este día el Señor comió la pascua con sus discípulos; igualmente, cuado se quiera, se puede decir otro salmo en maitines o en vísperas, a saber: Te ensalzaré, Señor, etc. [Sal 29], como está en el salterio; y esto desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión, y no más allá.


Salmo X

1 Aclamad al Señor, tierra entera, ' decid un salmo en honor de su nombre, * dadle gloria en alabanza suya (Sal 85,1-2).2 Decid a Dios: Qué terribles son tus obras, Señor; * por la grandeza de tu fuerza, te adularán tus enemigos (Sal 65,3).3 Que toda la tierra te adore y salmodie para ti, * que diga un salmo en honor de tu nombre (Sal 65,4).4 Venid, oíd y os contaré, todos los que teméis a Dios, * cuánto ha hecho él a mi alma (Sal 65,16).5 A él clamé con mi boca, * y lo alabé con mi lengua (Sal 65,17 - R).6 Y desde su santo templo escuchó mi voz, * y mi clamor llegó a su presencia (Sal 17,7).7 Bendecid, pueblos, a nuestro Señor; * y haced que se oiga la voz para su alabanza (cf. Sal 65,8).8 Y serán benditas en él todas las tribus de la tierra, * todos los pueblos lo engrandecerán (Sal 71,17).9 Bendito el Señor, Dios de Israel (Lc 1,68), * el único que hace grandes maravillas (Sal 71,18).10Y bendito su nombre glorioso para siempre; * y toda la tierra se llenará de su gloria. Amén, amén (Sal 71,19).

Salmo XI

1 Que te escuche el Señor en el día de la tribulación, * que te proteja el nombre del Dios de Jacob (Sal 19,2). 2 Que te envíe auxilio desde el santuario, * y que desde Sión mire por ti (Sal 19,3).3 Que se acuerde de todos tus sacrificios, * y que tu holocausto le sea grato (Sal 19,4).4 Que te conceda lo que tu corazón desea, * y que confirme todos tus designios (Sal 19,5).5 Nos alegraremos en tu salvación, * y en el nombre del Señor Dios nuestro seremos engrandecidos (Sal 19,6 - R).6 Que el Señor colme todas tus peticiones; ' ahora conozco que (Sal 19,7) el Señor envió a Jesucristo, su Hijo, * y juzgará a los pueblos con justicia (Sal 9,9).7 Y el Señor se ha hecho refugio de los pobres, ' ayuda oportuna en la tribulación; * y que esperen en ti los que conocen tu nombre (Sal 9,10-11 - R).8 Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal 58,17).9 Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú, oh Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal 58,18).

Salmo XII

1 En ti, Señor, esperé, no sea confundido para siempre; * en tu justicia líbrame y sálvame (Sal 70,1-2).2 Inclina a mí tu oído, * y sálvame (Sal 70,2). 3 Sé tú para mí un Dios protector ' y un lugar fortificado, * para que me salves (Sal 70,3).4 Porque tú, Señor, eres mi esperanza, * mi confianza, Señor, desde mi juventud (Sal 70,5).5 En ti estoy apoyado desde el seno materno, ' desde el vientre de mi madre eres tú mi protector; * en ti está siempre mi canción (Sal 70,6).6 Que se llene mi boca de alabanza, ' para que yo cante tu gloria, * tu grandeza todo el día (Sal 70,8). 7 Escúchame, Señor, porque tu misericordia es benigna; * mírame según la inmensidad de tus misericordias (Sal 68,17). 8 Y no apartes tu rostro de tu siervo; * escúchame enseguida, porque estoy atribulado (Sal 68,18). 9 Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal 58,17). 10 Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú, oh Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal 58,18).

Salmo XIII

1 ¿Hasta cuándo, Señor, me olvidarás por siempre? * ¿Hasta cuándo apartarás tu rostro de mí? 2 ¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma, * dolor en mi corazón cada día?3 ¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre mí? * Mira y escúchame, Señor, Dios mío.4 Ilumina mis ojos para que nunca me duerma en la muerte, * para que nunca diga mi enemigo: He prevalecido contra él. 5 Los que me atribulan se alegrarían si yo cayera; * pero yo he esperado en tu misericordia.6 Mi corazón exultará en tu salvación; cantaré al Señor que me colmó de bienes, * y salmodiaré al nombre del Señor altísimo (Sal 12,1-6).

Salmo XIV

1 Te alabaré, Señor, santísimo Padre, Rey del cielo y de la tierra, * porque me has consolado (cf. Is 12,1).2 Tú, oh Dios, eres mi salvador; * actuaré confiadamente y no temeré (cf. Is 12,2).3 Mi fuerza y mi alabanza es el Señor, * y se ha hecho salvación para mí (Is 12,2).4 Tu diestra, Señor, se ha engrandecido en la fortaleza; ' tu diestra, Señor, hirió al enemigo, * y en la inmensidad de tu gloria derribaste a mis adversarios (Ex 15,6-7).5 Que lo vean los pobres y se alegren; * buscad a Dios y vivirá vuestra alma (Sal 68,33).6 Alábenlo el cielo y la tierra, * el mar y cuanto se mueve en ellos (Sal 68,35). 7 Porque Dios salvará a Sión, * y se reconstruirán las ciudades de Judá (Sal 68,36 - R).8 Y habitarán allí, * y la adquirirán en herencia (Sal 68,36).9 Y la estirpe de sus siervos la poseerá, * y los que aman su nombre habitarán en ella (Sal 68,37).

Salmo XV

1 Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda (Sal 80,2); * aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de júbilo (cf. Sal 46,2).2 Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3).3 Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos (Sal 73,12), ' envió a su amado Hijo de lo alto, * y nació de la bienaventurada Virgen santa María. 4 Él me invocó: Tú eres mi Padre; * y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra (Sal 88,27-28).5 En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico (Sal 41,9).6 Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24).7 Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, ' y nació por nosotros (cf. Is 9,6) de camino y fue puesto en un pesebre, * porque no tenía lugar en la posada (cf. Lc 2,7).8 Gloria al Señor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a los hombre de buena voluntad (cf. Lc 2,14). 9 Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en ellos (Sal 95,11-12). 10 Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la tierra (Sal 95,1).11 Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, * más temible que todos los dioses (Sal 95,4).12 Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre (Sal 95,7-8). 13 Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21).

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