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Hoy, Polonia y E.U. firmarán en Varsovia, y con la presencia de Condoleezza Rice, el acuerdo que permitirá instalar en suelo polaco de parte del famoso escudo antimisiles de Washington. Pero este fin de semana Rusia recibió un segundo ‘puntillazo’ de otro de sus vecinos y ex satélites.
Ucrania no solo reiteró que desea entrar cuanto antes a la Otan, como Georgia, sino que además ofreció sus radares de defensa antimisiles y la posible expulsión de la flota rusa del puerto de Sebastopol.
La cancillería de Ucrania señaló que la anulación de los acuerdos ruso-ucranianos sobre la utilización común de sistemas de radar con base en Mukachevo (oeste de Ucrania) y Sebastopol (sur), decidida este año, otorga a Kiev la posibilidad de establecer “una cooperación activa” con otros Estados.
Adicionalmente, la presidencia ucraniana adoptó un decreto por el cual los buques y aviones de guerra rusos deberán informar a los militares ucranianos con “al menos 72 horas” de anticipación, y obtener un permiso, para poder entrar y salir de Sebastopol. Y si no lo hacen, Kiev podría pedirles que abandonen el territorio ucraniano.
“Tras lo de Georgia, Ucrania quiere adherir a un sistema de seguridad apoyado por Occidente”, y hacerlo cuanto antes, dijo el politólogo Vladimir Sessenko, director del Centro Ucraniano de Investigaciones Políticas Penta. Sebastopol es el puerto de amarre de la Flota rusa del mar Negro y está alquilado a Ucrania por 20 años, según un acuerdo firmado en 1997.
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